Michael McManmon

Como niño con autismo, criado en una familia disfuncional, comencé a dibujar para dar sentido al caos que me rodeaba. Con solo pluma, lápiz y tinta a mi disposición, el arte se convirtió en mi refugio y mi voz: una rebelión silenciosa contra el desorden y la confusión.

Todo cambió cuando me diagnosticaron autismo de alto funcionamiento más adelante en mi vida. Esa comprensión desencadenó una explosión creativa. En los últimos 20 años, mi práctica ha evolucionado hasta convertirse en algo inagotable. Ahora trabajo con una amplia gama de materiales y métodos, expandiendo constantemente los límites del arte.

Mi proceso se basa en la curiosidad y la alquimia. Experimento a diario, combinando ácidos, vinagre, jabón, pintura y materiales de construcción recuperados para lograr texturas y colores inesperados. Cada pieza es una traducción de emoción y experiencia.

Últimamente, he comenzado a ampliar mi alcance: trabajo en lienzos más grandes, incorporo pintura al óleo y dejo que mis ideas respiren más. Mi arte es cambiante, impredecible y profundamente personal. Así es como encuentro mi lugar en el mundo.